viernes, 28 de marzo de 2008

Los Reyes Católicos Ordenan al Merino de la Montaña Fernando de Prado que cumpla su oficio


31-3-1.475. Los reyes Católicos ordenan a Fernando de Prado, merino de Valdeburón, que cumpla con el oficio de merino y demás compromisos contraídos por él con la merindad.
A.G.S., R.G.S., III-1475.

Los concejos habían presentado a los RR. CC. Una queja contra el merino porque les quebrantaba sus usos y costumbres tocantes al oficio de merino y no guardaba los compromisos por él contraídos, como los habían guardado su padre y abuelo, <>. Aparte de Tovar, señor de Tierra de la Reina, también Prado señor de Valdetuéjar, acecha a la merindad. Ni ahora Prado, ni Tovar, que será merino después, encajan en la figura de merino que se traza en el privilegio de Enrique IV. La merindad se debate con los nobles en pugna por la misma subsistencia.

Don Fernando e doña Ysabel, etc., a Vos, Fernando de Prado, merino de los conçejos de la merindat de Valdeburón, salud e gracia. Sepades que por parte de los dichos concejos de la merindat nos fue fecha relaçion por su petiçión que de seis a siete años a esta parte avedes (mi)rado (?) nin queredes guardar sus vsos e costunbres que diz que tienen çerca de las cosas tocantes al dicho vuestro ofiçio de merindad ni así mismo los capítulos que diz que tenedes firmados e jurados çerca dello con la dicha tierra, antes diz que ge lo avedes todo quebrantado e quebrantades del dicho tinpo acá, no queriendo vsar con ellos en el dicho ofiçio, segund que vsaron vuestros padre e abhuelo, que fueron merinos en la dicha tierra

(El hecho de que su padre y abuelo hubieran sido merinos en la dicha tierra, testimonia de la preexixtencia de merindad, y aun estrictamente la de Valdeburón, a juzgar por la querella de los concejos.), en lo qual dizen que así pasase, ellos resçibirían en ello gran agrauio e dapno, e nos suplicaron e pidieron por merçed que sobrello los proueyésemos con remedio de justicia, como la nuestra merçed fuese; e nos tobímoslo por bien, porque vos mandamos que guardedes e fagades guardar de aquí en adelante a los dichos testigos e vezinos e moradores dellos sus vsos e contunbres, que asy diz que tienen çerca de lo que toca al dicho vuestro ofiçio de merindad e así mismo los dichos capítulos que asy diz que firmastes e jurastes con la dicha tierra, como suso es dicho; e otrosí vsedes con ellos en el dicho vuestro ofiçio segund e por la forma e manera que vsaron los dichos vuestros padres y agüelo e les non vades (vayaís) nin pasedes contra... (?) nin lo quebrantedes, por tal manera que non resçiban de vos agrauio en el dicho vuestro ofiçio nin ayan razón de se quexar, e que los non pongades nin consintades poner en ello nin en parte dello enbargo nin contrario alguno e, si lo contrario quisierdes fazer, mandamos a los dichos conçejos que vos lo defiendan (impidan) e registan por sus personas e con sus gentes e armas, e
mandamos a todos los conçejos, alcaldes, alguaziles, regidores, caualleros (?), escuderos, ofiçiales e omes buenos de todas las çibdades, villas e logares del prinçipado de Asturias de Ouiedo e de la noble çibdat de León e de las otras que son en comarca de los dichos conçejos.
Asy mismo a Gonçalo de Guzmán, que cada que por los dichos conçejos de la dicha merindat de Valdeburón o por su parte fuesen requeridos, que les den e fagan dar para lo suso dicho todo el fabor e ayuda que les pidieren e menester ouieren, e les non pongan nin consientan poner en ello nin en parte dello enbargo nin contrario alguno, porque así cunple a nuestro seruiçio. E non fagades nin fagan ende al por alguna manera so pena de la nuestra merçed e de priuaçión de los ofiçios e de confiscaçión de los bienes de los que lo contrario fizierdes para la vuestra cámara. E además, por qualquier o qualesquier por quien fincar de lo así fazer e cunplir, mandamos al omme que vos esta nuestra carta mostrare, que vos enplaze que parezcades ante nos en la nuestra corte, del día que vos enplazare fasta quinze días primeros siguientes, e mandamos so la dicha pena a qualquier escriuano público, que para esto fuere llamado, que dé ende al que vos la mostrare, testimonio signado con su signo, porque nos sepamos cómo cunplides nuestro mandado.

Dada en la noble villa de Valladolid a treinta e un días del mes de março, año del nasçimiento de nuestro Señor Ihesu Christo de mill e quatroçientos e setenta e çinco años. Yo, el Rey. Yo la Reyna. Yo, Alonso de Avila, secretario del rey e de la reyna, nuestros señores, la fiza escriuir por su mandado. Alfonsus Rodericus, doctor. Registrada, Diego Sánchez.

Fuente: La Montaña de Valdeburón. Eutimio Martino.p-227-228.
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Don Fernando de Prado o Don Hernando de Prado, según leemos era hijo y nieto de Merinos Mayores de la Montaña. La genealogía de estas tres genearaciones es la siguiente:
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Don Martín Díaz de Prado, duodécimo Señor de la Casa de Prado de Valdetuejar, Vasallo del Rey y Merino Mayor del Valle y Villa de Burón (León), que además de la Merindad (con treinta y seis villas y lugares) dominaba las villas de Pedrosa, Forcadas, Carande, Tejerina, Prioro, Morgovejo, Valderueda, Villacorta, Soto y Cegoñal . Contrajo Matrimonio con Doña Inés Alvarez Osorio, que llevó en dote las villas de Gordoncillo y Retuerta (hija de Don Alvar Peréz Osorio, Ricohombre de Castilla, Señor de Villalobos y su primer Conde, y de Doña Mayor de Velasco, a su vez hija de Don Pedro Fernández de Velasco y Doña María Sarmiento, progenitores del Duque de Frías). Tuvieron al menos estos hijos:
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1º. Ruy Díaz de Prado, que sigue.
2º. García de Prado, a cuyo favor fundó su padre mayorazgo con todas la rentas y derechos de Albires, iniciando la 2º. rama.
3º. Fernando de Prado, a quien su padre fundó mayorazgo e el lugar de Villabonillos.
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Don Ruy Díaz de Prado, llamado en algunos documentos don Rodrigo de Prado, sucedió en la casa como primogénito y fué XIII Señor de ella, Vasallo del Rey y Merino Mayor de la Montaña. En 1434 vendió las villas de Gordoncillo y Retuerta al II Conde de Benavente. Aún vivía en 1469. Casó con Doña María de Vega, naciendo de este enlace:
1º. Fernando de Prado, a quien los RR.CC. enviarón la carta que tratamos.
2º. Juan Núñez de Prado.
3º. Pedro Núñez de Prado, nació entorno a 1434 en la fortaleza de Valdetuejar. Se estableció en las jurisdicciones de la Somoza Mayor de Lemos y Puebla de Brollón, durante la II guerra irmandiña (1467-1469), sirviendo como capitán al I Conde de Lemos y realizando ante la Corte del rey Don Enrique IV varias misiones diplomáticas por encargo de Don Pedro Álvarez Osorio. Contrajo matrimonio con Doña Elvira Suárez de Deza, naciendo de este enlace: Fernando Pérez de Prado, que construyó una Casa Fortaleza en Regulfe antecesora de la Casa Grande de Lamela y del Mayorazgo de Lemavia, contrajo matrimonio con Mayor Ulloa Sarmiento.
4º. Maria de Vega Prado.

viernes, 4 de enero de 2008

Guías de Viajes




Durante el siglo XVIII se comenzó a desarrollar en las clases altas un interes por conocer otras culturas y visitar países lejanos. Algunos viajeros publicaron sus experiencias y aventuras adornándolas con grabados de los principales monumentos visitados. Roma es uno de los lugares más visitados, su pasado Imperial y su condición de Capital del Catolicismo han atraido a multidud de visitantes. El libro divide la visita a la Ciudad Eterna en tres jornadas.A cada una de las Iglesias le dedica un apartado, narrando su historia, santos relacionados y festividades.

Lecturas de Ocio en el XVIII: Dr. de Torres Villaroel



En la Biblioteca del Vínculo de Lemavia también hay obras satíricas, un buen ejemplo es "Sueños Morales, Visiones y Visitas con Don Francisco de Quevedo, por Madrid...." escrita por el Doctor Don Diego de Torres Villaroel, del Claustro de la Universidad de Salamanca. En su autobiografía, "Vida, Ascendencia, Nacimiento, Crianza y Aventuras del doctor don Diego de Torres y Villarroel", cuenta como su bisabuelo salió de Soria para establecerse en Salamanca:




"Salieron de la ciudad de Soria, no sé si arrojados de la pobreza o de alguna travesura de mancebos, Francisco y Roque de Torres, ambos hermanos, de corta edad, y de sana y apreciable estatura. Francisco, que era más hábil, y de humor más violento, llegó a Salamanca; y después de haber rodado todas las porterías de los conventos asentó en casa de un boticario: recibiole para sacar agua del pozo, lavar peroles, machacar raíces, y arrullar a ratos un niño que tenía. Fuese instruyendo insensiblemente en la patarata de los rótulos: entrometiose en la golosina de los jarabes y las conservas: y con este baño, y algunas unturas que se daba en los ratos ociosos con los Cánones del Mesue salió en pocos días tan buen gramático y famoso farmacéutico como los más de este ejercicio. Fue examinado y aprobado por el reverendo Tribunal de la Medicina, y le dieron aquellos señores su Cedulón para que sin incurrir en pena alguna hiciese y despachase los ungüentos, los zerotes, los julepes, y las demás porquerías que encierran estos oficiales en sus cajas, botes, y redomas. Murió su amo pocos meses después de su examan; y antes de cumplir el año de muerto se casó, como era regular, con la viuda; la que quedó moza, bien tratada, y con tienda abierta: y entre otros hijos tuvieron a Jacinto de Torres, que por la pinta fue mi legítimo abuelo. "


Fue un hombre muy culto debido a su gran curiosidad, que junto con su fisonomía extraña y rara fascinaba a unos y repelía otros. Fue conocido por casi todo el país en aquella época y a pesar de ser un hombre relativamente callada cada vez que hablaba y opinaba provocaba el escándalo o la gracia de los demás. Se burló de todo lo que pudo siempre con aire desenfadado, provocando odios y envidias que lo llevó a diferentes destierros. Su personalidad queda reflejada en sus escritos, sobre todo en su Vida, titulada "Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del Doctor Don Diego de Torres Villarroel, catedrático de prima de matemáticas en la Universidad de Salamanca, escrita por él mismo."
Su crítica ácida y desenfada pretendía sacar del letargo y la autocomplacencia a la sociedad española.

Textos Universitarios del XVIII




Durante el siglo XVIII los miembros del Vinculo de Lemavia se interesaron por las carreras eclesiásticas, legal y militar. Como ejemplo de los textos que estudiaron tenemos:

"Compendio del Derecho Público y Común de España, o de las Leyes de las Siete Partidas, Colocado en Orden Natural" escrita por el Licenciado Don Vicente Vizcaino Pérez, Abogado de los Reales Consejos, y del Ilustre Colegio de esta Corte.

El objeto de esta obra era facilitar a los estudiantes de las Universidades del Reino la compresión y memorización de lo más subastancial de las Reales Leyes, así como facilitar al profesional de la Jurisprudencia su trabajo. La obra se compone de tres volumenes.

Las Ordenanzas Militares de Su Magestad para el Régimen de Disciplina Subordinación y Servicvio de sus Exercitos.

Tratado Físico Matematico escrito por el Lic. Don Pedro López de Prado



En la Biblioteca del Vínculo de Lemavia se conserva el Manuscrito titulado "Tratado Físico Mathemático", escrito por el Licenciado Don Pedro López de Prado, escrito en 1688. El estilo de exposición es eminentemente matemático, muy influenciado por la geometría; Proposiciones, Demostraciones, Corolarios, Teoremas, Escolios y Explicaciones son los epígrafes que se suceden de forma rigurosa. Las tres leyes y los principales conceptos de la mecánica Newtoniana están incluidos: fuerza, cantidad de movimiento, velocidad, aceleración, etc., se manejan con fluidez. Destacan los capítulos dedicados a la balística, maquínas compuestas e hidráulica. Es de realtar la facilidad con la que se realizan cálculos con el antiguo sistema de unidades: libras, baras, pies, pulgadas, etc. El cálculo diferencial e integral no se aplica, aunque algunas de sus conclusiones estan presentes en la obra. Si tenemos en consideración que las investigaciones de Newton se realizaron principalmente entre 1665-1666 y que su célebre "Principios Matemáticos de la Filosofía Natural" se dio a conocer en 1687, la obra de Don Pedro demuestra el alto grado de conocimiento físico matemático que alcanzó en una época donde la divulgación de los conocimientos científicos era minoritaria, principalmente a través de comunicaciones personales.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Carta de un hidalgo a su Rey

En la compleja personalidad de Don Lope de Aguirre encontramos muchos de los valores de la nobleza de sangre. La libertad fue siempre muy preciada y valorada por la hidalguía, esta la estimaba muy por encima de las riquezas y las honras, esta mentalidad hacia de los hidalgos la clase social más activa del antiguo Régimen. Los conquistadores dejaron sus tierras natales, amigos, familia y haciendas para ganar con sus espadas tierras y riquezas en el Nuevo Mundo. Sin duda debió ser terriblemente frustrante comprobar como el Rey de España distribuía a capriso, desconociendo méritos y fatigas los cargos y prevendas en el Nuevo Mundo. Esta actitud despota de la Corona posibilitó la creación de oligopolios, normalmente en manos de genoveses, ingleses y holandes que facilitaban el rápido cobro a la Hacienda, pero a la larga imposibilitó la creación de un comercio español, generando un modelo colonial basado en las haciendas de los terrateniente, inmensas plantaciones de mano esclava, generando matería prima que se exportaba sin elaborar, perdiendo la oportunad de generar un mayor valor. El modelo británico y holandés, a la larga demostró ser más adecuado. Prueba de ello son los Estados Unidos, una sociedad prospera, generadora de la mayor democracia frente a las repúblicas de sudamericanas, en continua zozobra moral y material. Mientras la sociedad nortemaricana esta agradecida al Reino Unido por los valores que le aportó, ¿cuál es la actitud de las excolonias españolas?. Es raro encontrar un mejicano, venezolano o argentino que tengan una opinión favorable de la colonización española, por algo será



Carta de Lope de Aguirre al Rey Felipe II


Rey Felipe, natural español, hijo de Carlos, invencible: Lope de Aguirre, tu mínimo vasallo, cristiano viejo, de medianos padres hijodalgo, natural vascongado, en el reino de España, en la villa de Oñate vecino,en mi mocedad pasé el mar Océano a las partes del Pirú, por valer más con la lanza en la mano, y por cumplir con la deuda que debe todo hombre de bien; y así, en veinte y cuatro años, te he hecho muchos servicios en el Pirú, en conquistas de indios, y en poblar pueblos en tu servicio, especialmente en batallas y reencuentros que ha habido en tu nombre, siempre conforme a mis fuerzas y posibilidad, sin importunar a tus oficiales por paga, como parescerá por tus reales libros.
Bien creo, excelentísimo Rey y Señor, aunque para mí y mis compañeros no has sido tal, sino cruel e ingrato a tan buenos servicios como has recibido de nosotros aunque también bien creo que te deben de engañar, los que te escriben desta tierra, como están lejos. Avísote, Rey español, adonde cumple haya toda justicia y rectitud, para tan buenos vasallos como en estas tierras tienes, aunque yo, por no poder sufrir más la crueldades que usan estos tus oidores, Visorey y gobernadores, he salido de hecho con mis compañeros, cuyos nombres después te dire, de tu obediencia, y desnaturándonos de nuestras tierras, que es España, y hacerte en estas partes la más cruda guerra que nuestras fuerzas pudieren sustentar y sufrir; y esto, cree, Rey y Señor, nos ha hecho hacer el no poder sufrir los grandes pechos, premios y castigos injustos que nos dan estos tus ministros que, por remediar a sus hijos y criados, nos han usurpado y robado nuestra fama, vida y honra, que es lástima, ¡oh Rey! y el mal tratamiento que se nos ha hecho. Y ansí, yo, manco de mi pierna derecha, de dos arcabuzazos que me dieron en el valle de Chuquinga, con el mariscál Alonso de Alvarado, siguiendo tu voz y apellidándola contra Francisco Hernandez Girón, rebelde a tu servicio, como yo y mis compañeros al presente somos y seremos hasta la muerte, porque ya de hecho hemos alcanzado en este reino cuán cruel eres, y quebrantador de fe y palabra; y así tenemos en esta tierra tus perdones por de menos crédito que los libros de Martín Lutero. Pues tu Virey, marqués de Cañete, malo, lujurioso, ambicioso tirano, ahorcó a Martín de Robles, hombre señalado en tu servicio, y al bravoso Thomás Vázquez, conquistador del Pirú, y al triste Alonso Díaz, que trabajó más en el descubrimiento deste reino que los exploradores de Moysen en el desierto; y a Piedrahita, que rompió muchas batallas en tu servicio, y aun en Lucara , ellos te dieron la victoria, porque si no se pasaran, hoy fuera Francisco Hernández rey del Pirú. Y no tengas en mucho al servicio que tus oidores te escriben haberte hecho, porque es muy gran fábula si llaman servicio haberte gastado ochocientos mil pesos de tu Real caja para sus vicios y maldades. Castígalos como a malos, que de cierto lo son.
Mira, mira, Rey español, que no seas cruel a tus vasallos, ni ingrato, pues estando tu padre y tú en los reinos de Castilla, sin ninguna zozobra, te han dado tus vasallos, a costa de su sangre y hacienda, tantos reinos y señoríos como en estas partes tienes. Y mira, Rey y señor, que no puedes llevar con título de Rey justo ningún interés destas partes donde no aventuraste nada, sin que primero los que en ello han trabajado sean gratificados.
Por cierto lo tengo que van pocos reyes al infierno, porque sois pocos; que si muchos fuésedes; ninguno podría ir al cielo, porque creo allá seríades peores que Lucifer, según teneis sed y hambre y ambición de hartaros de sangre humana; mas no me maravillo ni hago caso de vosotros, pues os llamáis siempre menores de edad, y todo hombre inocente es loco; y vuestro gobierno es aire. Y, cierto, a Dios hago solemnemente voto, yo y mis docientos arcabuceros marañones, conquistadores, hijosdalgo, de no te ,dejar ministro tuyo ý vida, porque yo sé hasta dónde álcanza tu clemencia; el día de hoy nos hallamos los más bien aventurados de los nascidos, por estar como estamos en estas partes de Indias, teniendo la fe y mandamientos de Dios enteros, y sin corrupción, como cristianos; manteniendo todo lo que manda la Santa Madre Iglesia de Roma; y pretendemos, aunque pecadores en la vida, rescibir martirio por los mandamientos de Dios.
A la salida que hicimos del río de las Amazonas, que se llama el Marañón, vi en una isla poblada de cristianos, que tiene por nombre la Margarita, unas relaciones que venían de España, de la gran cisma de luteranos que hay en ella, que nos pusieron temor y espanto, pues aquí en nuestra compañía, hubo un alemán, por su nombre Monteverde, y lo hice hacer pedazos. Los hados darán la paga a los cuerpos, pero donde nosotros estuviéremos, cree, excelente Príncipe, que cumple que todos vivan muy perfectamente en la fe de Cristo.
Especialmente es tan grande la disolución de los frailes en estas partes, que, cierto, conviene que venga. sobre ellos tu ira y castigo, porque ya no hay ninguno que presuma de menos que de Gobernador. Mira, mira, Rey, no les creas lo que te dijeren, pues las lágrimas que allá echan delante tu Real persona, es para venir acá a mandar. Si quieres saber la vida que por acá tienen, es entender en mercaderías, procurar y adquirir bienes temporales, vender los Sacramentos de la Iglesia por prescio; enemigos de pobres, incaritativos, ambiciosos, glotones y soberbios; de manera que, por mínimo que sea un fraile pretende mandar y gobernar todas estas tierras. Por remedio, Rey y Señor, porque destas cosas y malos exemplos, no está imprimida ni fijada la fe en los naturales; y, más te digo, que si esta disolución destos frailes no se quita de aquí no faltarán escándalos.
Aunque yo y mis compañeros, por la gran razón que tenemos, nos hayamos determinado de morir, desto y otras cosas pasadas, singular Rey, tu has sido causa, por no te doler del trabajo destos vasallos, y no mirar lo mucho que les debes; que si tú no miras por ellos, y te descuidas con estos tus oidores, nunca se acertará en el gobierno. Por cierto, no hay para qué presentar testigos, más de avisarte cómo estos, tus oidores, tienen cada un año cuatro mil pesos de salario y ocho mil de costa, y al cabo de tres años tienen cada uno sesenta mil pesos ahorrados, y heredamientos y posesiones; y con todo esto, si se contentasen con servirlos como a hombres, medio mál y trabajo sería el nuestro; mas, por nuestros pecados, quieren que do quiera que los topemos, nos hinquemos de rodillas y los adoremos como a Nabucodonosor; cosa, cierto, insufrible. Y yo, como hombre que estoy lastimado y manco de mis miembros en tu servicio, y mis compañeros viejos y cansados en lo mismo, nunca te he de dejar de avisar, que no fíes en estos letrador tu Real conciencia que no cumple a tu Real servicio descuidarte con estos, que se les va todo el tiempo en casar hijos e hijas, y no entienden en otra cosa, y su refrán entre ellos y muy común, es: "A tuerto y a derecho, nuestra casa hasta el techo".
Pues los frailes, a ningún indio pobre quieren absolver ni predicar; y están aposentados en los mejores repartimientos del Pirú, y la vida que tienen es áspera y peligrosa, porque cada uno dellos tiene por penitencia en sus cocinas una docena de mozas, y no muy viejas, y otros tantos muchachos que les vayan a pescar: pues a matar perdices y a traer fruta, todo el repartimiento tiene que hacer con ellos; que, en fe de cristianos, te juro, Rey y Señor, que si no pones remedio en las maldades desta tierra que te ha de venir azote del cielo; y esto dígolo por avisarte de la verdad, aunque yo y mis compañeros no queremos ni esperamos de ti misericordia.
¡Ay, ay!, qué lástima tan grande que, César y Emperador, tu padre conquistase con la fuerza de España la superbia Germania, y gastase tanta moneda, llevada destas Indias, descubiertas por nosotros, que no te duelas de nuestra vejez y cansancio, siquiera para matarnos la hambre un día! Sabes que vemos en estas partes, excelente Rey y Señor, que conquistaste a Alemania con armas, y Alemania ha conquistado a España con vicios, de que, cierto, nos hallamos acá más contentos con maíz y agua, sólo por estar apartados de tan mala ironía, que los que en ella han caído pueden estar con sus regalos. Anden las guerras por donde anduvieron, pues para los hombres se hicieron; mas en ningún tiempo, ni por adversidad que nos venga, no dejaremos de ser sujetos y obedientes a los preceptos de la Santa Madre Iglesia romana.
No podemos creer, excelente Rey y Señor, que tú seas cruel para tan buenos vasallos como en estas partes tienes; sino que estos tus malos oidores y ministros lo deben de hacer sin tu consentimiento. Dígolo, excelente Rey y Señor, porque en la Ciudad de los Reyes, dos leguas della junto a la mar se descubrió una laguna donde se cría algún pescado, que Dios lo permitió que fuese así; y estos tus malos oidores y oficiales de tu Real patrimonio, por aprovecharse del pescado, como lo hacen, para sus regalos y vicios, la arriendan en tu nombre, dándonos a entender, como si fuésemos inhábiles, que es por tu voluntad. Si ello es así, déjanos, Señor, pescar algún pescado siquiera, pues que trabajamos en descubrirlo; porque el Rey de Castilla no tiene necesidad de cuatrocientos pesos, que es la cantidad por que se arrienda. Y pues, esclarecido Rey, no pedimos mercedes en Córdoba, ni en Valladolid, ni en toda España, que es tu patrimonio, duélete, Señor, de alimentar los pobres cansados en los frutos y réditos desta tierra, y mira, Rey y Señor, que hay Dios para todos, igual justicia, premio, paraíso e infierno.
En el año de cincuenta y nueve dio el Marqués de Cañete la jornada del río del Amazonas a Pedro de Orsúa, navarro, y por decir verdad, francés; y tardó en hacer navíos hasta el año sesenta, en la provincia de los Motilones, que es el término del Pirú; y porque los indios andan rapados a navaja, se llaman Motilones: aunque estos navíos, por ser la tierra donde se hicieron lluviosa, al tiempo del echarlos al agua se nos quebraron los más dellos, y hicimos balsas, y dejamos los caballos y haciendas, y nos echamos en el río abajo, con harto riesgo de nuestras personas; y luego topamos los mas poderosísimos ríos del Pirú, de manera que nos vimos en Golfo-duce, caminamos de prima faz trecientas leguas, desde el embarcadero donde nos embarcamos la primera vez.
Fue este Gobernador tan perverso, ambicioso y miserable, que no lo pudimos sufrir; y así, por ser imposible relatar sus maldades, y por tenerme por parte en mi caso, como me ternás, excelente Rey y Señor, no diré cosa más de que le matamos; muerte, cierto, bien breve. Y luego a un mancebo, caballero de Sevilla, que se llamaba D. Fernando de Guzmán, lo alzamos por nuestro Rey y lo juramos por tal, como tu Real persona verá por las firmas de todos los que en ello nos hallamos, que quedan en la isla Margarita en estas Indias; y a mi me nombraron por su Maese de campo; y porque no consentí en sus insultos y maldades, me quisieron matar, y yo maté al nuevo Rey y al Capitán de su guardia, y Teniente general, y a cuatro capitanes, y a su mayordomo, y a un su capellán, clérigo de misa, y a una mujer, de la liga contra mí, y un Comendador de Rodas, y a un Almirante y dos alférez, y otros cinco o seis aliados suyos, y con intención de llevar la guerra adelante y morir en ella, por las muchas crueldades que tus ministros usan con nosotros; y nombré de nuevo capitanes y Sargento mayor, y me quisieron matar, y yo los ahorqué a todos. Y caminando nuestra derrota, pasando todas estas muertes y malas venturas en este río Marañón, tardamos hasta la boca dél y hasta la mar, más de diez meses y medio: caminamos cien jornadas justas: anduvimos mil y quinientas leguas. Es río grande y temeroso: tiene de boca ochenta leguas de agua dulce, y no como dicen: por muchos brazos tiene grandes bajos, y ochocientas leguas de desierto, sin género de poblado, como tu Majestad lo verá por una relación que hemos hecho, bien verdadera. En la derrota que corrimos, tiene seis mil islas. ¡Sabe Dioscómo nos escapamos deste lago tan temeroso! Avísote, Rey y Señor, no proveas ni consientas que se haga alguna armada para este río tan mal afortunado, porque en fe de cristiano te juro, Rey y Señor, que si vinieren cien mil hombres, ninguno escape, porque la reláción es falsa, y no hay en el río otra cosa, que desesperar, especialmente para los chapetones de España.
Los capitanes y oficiales que al presente llevo, y prometen de morir en esta demanda, como hombres lastimados, son: Juan Gerónimo de Espíndola, ginovés, capitán de infantería, los dos andaluces; capitán de a caballo Diego Tirado, andaluz, que tus oidores, Rey y Señor, le quitaron con grave agravio indios que había ganado con su lanza; capitán de mi guardia Roberto de Coca, y a su alférez Nuflo Hernández, valenciano; Juan López de Ayala, de Cuenca, nuestro pagador; alférez general Blas Gutiérrez, conquistador de veinte y siete años, alférez, natural de Sevilla; Custodio Hernández, alférez, portugués; Diego de Torres, alférez, navarro; sargento Pedro Rodríguez Viso, Diego de Figueroa, Cristóbal de Rivas, conquistador; Pedro de Rojas, andaluz; Juan de Salcedo, alférez de a caballo; Bartolomé Sánchez Paniagua, nuestro barrachel; Diego Sánchez Bilbao, nuestro pagador. Y otros muchos hijos-dalgo desta liga, ruegan a Dios, Nuestro Señor, te aumente siempre en bien y ensalee en prosperidad contra el turco y franceses, y todos los demás que en estas partes te quisieran hacer guerra; y en estas nos dé Dios gracia que podamos alcanzar con nuestras armas el precio que se nos debe, pues nos han negado lo que de derecho se nos debía. Hijo de fieles vasallos en tierra vascongada, y rebelde hasta la muerte por tu ingratitud.
Lope de Aguirre, el Peregrino.