miércoles, 16 de febrero de 2011

Las vías iniciáticas occidentales en la obra de Rene Guenon


Preámbulo

Rene Guenon ha pasado a la historia como uno de los más importantes pensadores tradicionales del siglo XX. Sus escritos han influido en el público interesado en las instituciones iniciáticas y el saber esotérico, generándose grupos guenonianos en muchos países. En cambio, sus doctrinas han tenido escasa aceptación en los círculos académicos. Partiendo de la complejidad del pensamiento guenoniamo, “metafísica” y la imposibilidad según sus propias palabras de ser sistematizado, nos interesa analizar desde una perspectiva tradicional y cristiana los siguientes puntos centrales de su pensamiento:

1º. La pérdida de la naturaleza iniciática de los sacramentos cristianos, acontecida según Guenón en el concilio de Nicea.

2º. Para Guenon en Occidente solo la masonería y compañerazgo conservan una naturaleza esotérica e iniciática, aunque ambas instituciones están sumidas en una profunda degeneración.

3º. ¿Por qué niega a las ordenes sacerdotales y caballerescas occidentales su dimensión iniciática?. Entendemos que una Orden es Iniciática cuando constituye una vía de realización espiritual para sus adherentes, cuya finalidad última es la iluminación, la unión íntima y perfecta con Dios.

Sin duda, Rene Guenon ha sido un pionero en el estudio de vía iniciática, aclarando los términos y estableciendo diferencias y analogías entre el conocimiento profano y el metafísico. Sus aciertos no deben obscurecerse por su prejuicio sobre occidente y el cristianismo. Es sabido que Rene Guenon fue educado en la religión católica y en su juventud sintió una profunda inclinación hacia las matemáticas que le llevó a iniciar los estudios en la facultad de ciencias exactas, pero por motivos poco claros (se justifica por problemas de salud) abandonó la carrera en su segundo año. En este periodo de su vida, que tuvo que ser de una profunda crisis personal, Rene Guenon ingresa en varias Ordenes Iniciáticas (Masonería, Iglesia Gnóstica, iniciación Taoísta, Hermetismo de Papus, Orden del Templo etc.) en las que permanece poco tiempo hasta que encuentra en el islam su camino de realización, renegando de su fe católica y de occidente para convertirse en musulmán sufí. Sin entrar en cuestiones de naturaleza psicológica, ¿qué puede justificar su oposición a la cultura y civilización occidentales, calificándolas de “degeneradas” y “antitradicionales”?. Creemos que aquí reside uno de los puntos más débiles del pensamiento guenoniano, la civilización occidental está animada por un “espíritu” degenerado que pervierte a la humanidad, en cambió, Oriente representa una especie de “edad de oro”. Desde nuestra perspectiva, la civilización y el hombre occidentales están en crisis, pero esta crisis también afecta a la India, al mundo islámico y a toda la humanidad. La Tradición Occidental no es ni inferior a la Oriental, como prejuzga Guenon. Como buen orientalista intenta explicar Occidente desde categorías orientales (hindúes casi siempre) pero estas categorías las utiliza aplicando una lógica occidental (resabios de su formación matemática y filosófica inconclusa). No es nuestro objetivo, entrar en una reflexión en profundidad sobre el pensamiento guenoniano, simplemente exponer que vemos en su pensamiento un profundo prejuicio hacia occidente (¿odio, rencor?). Como muestra, cuando expone Guenon los tres tipos de iniciaciones en función de las clases (castas): sacerdotal (brahmanes), guerrera (kshatriyas), artesanal (vaishyas), afirma sin pudor, que en Occidente solo se conserva la iniciación del grado inferior, la propia de los gremios de artesanos (vaishyas) cuya naturaleza es esencialmente Karma-mârga. ¿Cómo llega a esta conclusión?, en nuestro parecer su argumentación (expuesta en el Capítulo XVIII, “Las Tres Vías y las Formas Inciáticas”) es inexistente, es un a priori que hay que asumir sin reservas. Según Rene Guenon:

“incluso ya en la Edad Media, no se encuentran indicios bien claros de la existencia de formas iniciáticas propiamente jnânicas (características de los brahamanes), que habrían debido corresponder normalmente a una iniciación sacerdotal; eso llega a tal punto que incluso las organizaciones iniciáticas, que estaban entonces en conexión más especial con algunas órdenes religiosas, por eso no tenían menos un carácter bháktico (característico de los guerreros). Por el contrario, se encuentra en aquella época, por una parte, la iniciación caballeresca, cuyo carácter es dominantemente bháktico, y, por otra parte, las iniciaciones artesanales, que eran kármicas, en el sentido más estricto, puesto que estaban basadas esencialmente sobre el ejercicio de un oficio”.

Continua afirmando unas líneas más abajo:

“Más tarde, las formas bhákticas mismas desaparecieron, y las únicas iniciaciones que subsisten todavía actualmente en occidente son iniciaciones de oficio o lo han sido en el origen; incluso allí, donde, a consecuencia de unas circunstancias particulares, la práctica del oficio ya no se requiere como condición necesaria, no puede considerarse una disminución, cuando no una verdadera degeneración, eso no cambia nada evidentemente en cuanto a su carácter esencial”.

Según lo expuesto, en Occidente existieron iniciaciones sacerdotales, caballerescas y artesanales, pero las dos primeras desaparecieron, no está clara la causa y solo se conserva esta condición en la masonería, aunque de manera degenerada. Nuestra pregunta es clara, ¿Por qué la masonería conserva en su ritos la influencia espiritual propia de la iniciación, aunque sea virtualmente y no la conservan las Ordenes Sacerdotales y Caballerescas, siendo la masonería la menos tradicional, al haber aceptado los principios de la revolución francesa?. Es más, según Rene Guenon, las Organizaciones Iniciáticas, difícilmente pierden su condición, solo cuando su desviación es profunda se transforman en virtuales, pero conservan la capacidad de transmitir la influencia espiritual y vincular a sus miembros con la Tradición Primordial si estos poseen la cualificaciones requerida.

Sin embargo, de hecho, puede ocurrir que la cosa no sea siempre así, aunque no fuera más que a consecuencia de una cierta degeneración que haga posible el alejamiento de los orígenes, y que puede llegar hasta el punto de que, como lo decíamos precedentemente, una organización llegue a no comprender más que lo que hemos llamado iniciados «virtuales», iniciados que, no obstante, continúan transmitiendo, incluso si no se dan cuenta de ello, la influencia espiritual de lo que esa organización es depositaria. El vinculamiento subsiste entonces, a pesar de todo, por eso mismo de que la transmisión no ha sido interrumpida, y eso basta para que alguno de aquellos que hayan recibido la influencia espiritual en tales condiciones pueda volver a tomar siempre consciencia de ella si tiene en él las posibilidades requeridas (Apercepciones sobre la Iniciación, Capítulo X: de los Centros Iniciáticos”)

Por este motivo, no entendemos como Rene Guenon, niega la naturaleza iniciática a los sacramentos cristianos y a las órdenes sacerdotales y caballerescas occidentales, entrando en contradicción con sus propios postulados. A pesar de la complejidad de la cuestión, creemos que hay suficientes indicios para cuestionarse las tres afirmaciones guenonianas expuestas. La cuestión es de suma importancia para nosotros, pues siguiendo el racionamiento guenoniano hasta sus últimas conclusiones, a un occidental que sienta la llamada a la vida iniciática, solo le quedaría la vía masónica (fuertemente degenerada y mutilada) o convertirse a una tradición oriental (sufismo, vedanta, budismo, etc.). Quedaría vedada para los occidentales (independientemente de su naturaleza espiritual) la liberación, pudiendo únicamente seguir el camino de la salvación.

“En las condiciones presentes de la humanidad terrestre, es evidente que la gran mayoría de los hombres no son capaces de ninguna manera de rebasar los límites de la condición individual, ya sea durante el curso de su vida, ya sea al salir de este mundo por la muerte corporal, que en sí misma no podría cambiar nada en el nivel espiritual en el que se encuentran en el momento en que sobreviene. Desde que la cosa es así, el exoterismo, entendido en su acepción más amplia, es decir, la parte de toda tradición que se dirige indistintamente a todos, no puede proponerles más que una finalidad de orden puramente individual, puesto que toda otra sería enteramente inaccesible para la mayor parte de los adherentes de esa tradición, y es precisamente esta finalidad la que constituye la salvación. No hay que decir que hay mucho trecho desde ahí a la realización efectiva de un estado supraindividual, aunque todavía condicionado, sin hablar siquiera de la Liberación, que, siendo la obtención del estado supremo e incondicionado, ya no tiene verdaderamente ninguna medida común con un estado condicionado cualquiera que sea (Iniciación y Realización, Capítulo VIII: Salvación y Liberación)”.

Es más, se da la paradoja que personas con las condiciones espirituales requeridas para alcanzar una profunda realización espiritual en su Tradición, si esta ya no conserva ordenes iniciáticas aptas, la conversión en raros casos sería una vía adecuada. Condenando a estas personas capaces de vivir una vida espiritual plena a seguir formas puramente devocionales (bhákti).

“Aunque pueda haber sin duda alguna vez conversiones más o menos espontáneas, al menos en apariencia, lo más habitualmente son una consecuencia del «proselitismo» religioso, y no hay que decir que todas las objeciones que pueden formularse contra el valor de ésta se aplican igualmente a sus resultados; en suma, el «convertidor» y el «convertido» hacen prueba de una misma incomprensión del sentido profundo de sus tradiciones, y sus actitudes respectivas muestran muy manifiestamente que su horizonte intelectual está parecidamente limitado al punto de vista del exoterismo más exclusivo. Incluso al margen de esta razón de principio, debemos decir que, por otros motivos también, apreciamos bastante poco a los «convertidos» en general, en punto alguno, bien entendido, porque se deba poner a priori en duda su sinceridad (y no queremos considerar aquí el caso, no obstante muy frecuente de hecho, de aquellos que no han cambiado sino por algún bajo interés material o sentimental, y que uno podría llamar más bien «pseudo-convertidos»), sino primeramente porque hacen prueba como mínimo de una inestabilidad mental más bien penosa, y después porque tienen casi siempre una tendencia a hacer muestra del «sectarismo» más estrecho y más exagerado, ya sea por un efecto de su temperamento mismo, que lleva a algunos de entre ellos a pasar de un extremo a otro con una desconcertante facilidad, ya sea simplemente para desviar las sospechas de que temen ser objeto en su nuevo medio. En el fondo, puede decirse que los «convertidos» son poco interesantes, al menos para aquellos que consideran las cosas al margen de todo motivo de exclusivismo exotérico, y que, por lo demás, no tienen ningún gusto por el estudio de algunas «curiosidades» psicológicas; y, por nuestra parte, queremos más, ciertamente, no verlos demasiado cerca. Iniciación y Realización: Capítulo XII: a Propósito de las Conversiones, páginas 66-67”.

Para Rene Guenon la conversión de una persona a otra forma tradicional esta desaconsejada, y si se produce está motivada por un proselitismo religioso, una curiosidad insana o una inestabilidad psíquica. En el caso de las personas que cambian de forma tradicional para acomodarse a otra que les brinde las vías iniciáticas adecuadas (orientales), pues las occidentales son incompletas en su dimensión esotérica.

“Si ahora uno se preguntara por qué existen tales casos, responderíamos que eso se debe sobre todo a las condiciones de la época actual, en la cual, por una parte, algunas tradiciones, de hecho, han devenido incompletas «por arriba», es decir, en cuanto a su lado esotérico, lado que sus representantes «oficiales» llegan a veces incluso a negar más o menos formalmente, y, por otra parte, ocurre muy frecuentemente que un ser nace en un medio que no es el que le conviene realmente y el que puede permitir a sus posibilidades desarrollarse de una manera normal, sobre todo en el orden intelectual y espiritual; es ciertamente deplorable bajo más de un aspecto que la cosa sea así, pero son inconvenientes inevitables en la presente fase del Kali-Yuga : Capítulo XII: a Propósito de las Conversiones, páginas 68”.

En nuestra opinión, la supuesta superioridad espiritual Oriental debe ponerse en suspenso, pues nuestra tradición Occidental ha dado a luz hombres virtuosos (y santos) en todos sus estamentos. No es momento de entrar en comparaciones (siempre desafortunadas), pero personas como San Isidro (agricultor), San Francisco de Asís (comerciante/caballero), San Fernando (rey), San Agustín (sacerdote) alcanzaron una realización plena en todas las facetas de la condición humana, siguiendo las vías propias de sus estamentos dentro de la fe Católica y en la más pura tradición Occidental.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Etimología de Lemavia

Estudio de la Etimología de Toponimo Lemavia


La raíz lema/lama proviene del celta, que significaba lugar húmedo o encharcado, justificado en el topónimo Monforte de Lemos, por el lodo o la lama generada por el río Cabe, que a su paso por la ciudad luguesa presenta un curso tranquilo y lento, adecuado para la formación de lodos. Abundando en esta interpretación tenemos el topónimo Lema, parroquia del ayuntamiento de Carballo, provincia de la Coruña, situada al margen de la laguna del mismo nombre, Lema, donde la tradición popular guarda el mito de la ciudad oculta por las aguas. En la parroquia de Santa Mariña de Lemaio[1], donde abundan las lamas y barros. En la provincia de Pontevedra tenemos el topónimo de Campo Lameiro, donde una vez mas el topónimo concuerda con la presencia de lodos. Así, en Galicia, topónimos como Lamela, Lamego, Lameira y Lamedal, se refieren a lugares encharcados y con abundante lodo o lama.

En un documento fechado en el año 914 se cita el lugar de “Lamas cuartas[2]” y en otro de 949 se habla de la villa de Lameira[3], demostrándose la antigüedad del topónimo.

De la misma raiz celta procede el topónimo Limia, ciudad que hasta épocas recientes se encontraba rodeada por la laguna Antela y el río del mismo nombre al que Strabon llamo lethes II,3,4, por la creencia asociada con la perdida de la memoria para aquellos que osasen cruzar sus aguas. La leyenda nos dice que fue el cónsul Junio Décimo Bruto, el Galaico, el primer romano en atravesar sus aguas y desde la otra orilla comenzó a llamar a sus leginoarios. El antiguo topónimo de Limia era Limodre[4], cuyos habitantes formaban la tribu de los Limici/ Lemica, que Holder relaciona con la voz celtita limos/lemos que corresponde por su forma y significación al termino latino ulmus, olmo.

Entre las valientes tribus galas que se opusieron a Julio Cesar, destacaron los Lemovices conducidos por su caudillo, Sedulo, lucharon en Alessia. El numero de los guerreros que acudieron, 10000, por si solo nos habla de la importancia de esta tribu. Establecidos en Lemosín y Poitou entre el 700 y el 400 a. C. Su capital era Durotincum (Villejoubert) y en la época de la ocupación romana, era Augustoritum (Limoges). Los lemovices dieron su nombre a Limoges y al Lemosín. El étnico[5] lemavi debió ser esdrújulo a juzgar por el moderno acento de Lemos, proveniente del acusativo y por el galo Lemovices, con e breve, de igual tema

Los Lemavos eran una importante tribu dentro de la confederación de los lucenses, son citados entre otros por Plinio[6] y Ptolomeo[7] entre los pueblos celtas de Galaecia. Su capital era el Castro Dactonium, situado según los arqueólogos en el actual convento de San Vicente de Pino. Los lemavos recibieron la nacionalidad romana en tiempos de Vespasiano o con anterioridad, como consta en los diplomas otorgados a la Cohors I Lemavorum civium Romanorum[8]. Los diplomas conservados son de las fechas 88, 109, 114-117, 122, 129-132, 131, 133-134, 156-157, 151-160, 161 y 180-190. La Cohorte lucho en Mauritania Tingitana, estando su principal cuartel en Sala, actual Marruecos y entro en batalla bajo el mando de los emperadores Antonio Pío, Marco Aurelio y siendo destruida en tiempos de Cómodo.

Los topónimos Lamela y Lemavia, por lo expuesto vienen a significar lo mismo, tierra encharcada o con lamas. El primero con una etimología latina y el segundo celta, ambos descendentes de la antigua raíz indoeuropea lem/.

Con este breve estudio creemos poder presentar suficiente pruebas sobre la procedencia celta del los topónimo Lemavia y su vinculación con el latino Lamela.


[1] Fernando Cabeza Quiles, Os Nomes de Lugar. Ed. Xerais, 1992, Vigo, ISBN: 84-7507-688-2. Páginas 239-240.
[2] A López Ferreiro, Historia de la Santa A.M.I. Catedral de Santiago, 1898. Apéndice Documental II Página 135.
[3] A. López Ferreiro, Historia de la Santa A.M.I. Catedral de Santiago, 1898. Apéndice Documental II Pagina 78.
[4] A. Moraleja Lasso, Toponimia Gallega y Leonesa, Editorial Pico Sacro, Santiago de Compostela, 1977, pagina 67. ISBN: 84-85170-20-2
[5] A. Moraleja Lasso, Toponimia Gallega y Leonesa, Editorial Pico Sacro, Santiago de Compostela, 1977, pagina 321. ISBN: 84-85170-20-2
[6] Plinio, Naturalis Historia, IV, 112
[7] Ptolomeo, Geographia, II, 6, 25
[8] Roldán Hervás, J.M. (1974): “Hispania y el ejército romano. Contribución a la historia social de la España Antigua”, Ed. Universidad de Salamanca. ISBN 978-84-600-6015-4.

sábado, 7 de marzo de 2009

martes, 9 de septiembre de 2008

La Iglesia Céltica en el norte de Lugo

Capital de las tierras de los bretones en los primeros siglos del Reino de Galicia, la villa de Bretoña recuerda orgullosa los años de esplendor como cabecera religiosa y política de la provincia bretoñesa.

Los bretones de Galicia

De los siglos IV al VII, millares de celtas de la provincia romana de Britannia abandonan su isla natal por las invasiones de los sajones, anglos y jutos. La mayoría de ellos se asentaron en la Península de Armorica, creando el floreciente Reino de Bretaña, mientras tanto, un grupo más reducido se dirigió a Gallaecia, donde fundaron un Obispado-Provincia de gran influencia que perduró hasta la eliminación del Reino de Galicia en el siglo XIX.
Los nuevos que llegaban se asentaban en la costa desde Ferrol hasta el Navia, estableciendo su sede en Bretoña y participando en la política del Reino gracias a sus privilegiadas relaciones con el Obispado de Dume, capital del Reino Galaico-Suevo en la época. Destruída la capital de Dume en la anexión visigoda, los notables del Reino se refugiaron temporalmente en casas de los bretoñeses, que trasladaron su capital a San Martiño de Mondoñedo, tras ser destruída la villa de Bretoña en la invasión viquinga de 966-971, siendo posteriormente reconstruida.
En el siglo XII, el oriente de Britonia es cedido al Obispado de Oviedo y paulatinamente la denominación del Obispado-Provincia de Bretoña y de sus tierras cambia a "Mondoñedo", desapareciendo ya formalmente su primer apelativo en el siglo XIII, hasta esta época se mantenian como gentes diferenciadas a los britones, por sus tradiciones y orígenes, conviviendo con los galaicos. La original sede de Britonia se constituye en 1821 como Ayuntamiento de Vián, para pasar a ser desde 1840 Tierras de A Pastoriza.
Los britones-gallegos o bretoñeses gozaron de una extraordinaria importancia en los primeros siglos del Reino de Galicia. Políticamente, apoyaron activamente a los obispos de Lugo y la Casa de Traba, educadores y consejeros de reyes asturianos y gallegos. Religiosamente, reforzaron la Iglesia Celta de Galicia, modelo organizativo de cristianidad medieval propio de Irlanda, Escocia y la Britannia celta, Armórica y Gallaecia. Culturalmente, los bretoñeses se integraron a prisa tanto por la pertencia a la común familia étnica como por el uso de la misma lengua vehicular, el Latín, a nivel escrito. A nivel oral los de Britannia influyeron sobre la lengua gallega de su área de asiento, origen del Dialecto Mindoniense.

El Monasterium Maxime de Bretoña

La iglesia parroquial de Santa María de Bretoña es el único vestigio conservado de la antigua capital de los bretones durante los primeros siglos de la Edad Media. Bien que la edificación reciente, el tiempo actual fue levantado sobre las ruínas del antiguo monasterio principal de las tierras de Britonia, y conserva varias piedras de la primigenia edificación, como la cabeza del angel en la entrada a la torre del campanario.
Unas excavaciones realizadas en los años 1970 dejaron a la luz la extensa estructura del original monasterio, se descubrieron varios sepulcros nobles, estancias, y divisiones, siempre cubiertas de una capa de ceniza en recuerdo del terror viquingo que había destruído la principal fuente de poder bretón en Galicia.
Un paseo por el inmediato alrededor de la iglesia parroquial nos situará sobre las dependencias del Monasterium Maxime, desde donde se aprecian los muros del castro en el que se situó el emplazamiento monacal. Otros monumentos antiguos de interés en Bretoña son la Casa del Obispo y la Casa del Pazo, antigua propiedad de Pelaio Rei de Galicia, monarca afamado por su victoria sobre los musulmanes en la Batalla de Covadonga.

La Fiesta Celta de Bretoña

Bretoña es una villa orgullosa de sus orígenes y de su futuro, como principal cabecera agrícola-ganadera de la comarca. Numerosas asociaciones dinamizan la vida cultural de la parroquia, como es el caso de la Asociación Auruxeira, organizadora de la Fiesta Celta, o de la Irmandade Galiza-Bretaña, promotora de intercambios económicos y culturales entre las dos celtias continentales.
La Fiesta del Lugnasad de Bretoña se celebra cada verano en el meigo coto de la Auruxeira, con masiva asistencia de bretoñeses de toda la antigua provincia, música celta, licor Mailoc y sorteo de un jabalí. En el Campo del Oso va una sonada Rapa das Bestas. El coto de la Auruxeira es otra vez sosegada área de ocio, pudiendo apreciar el céltico conjunto escultórico del artesano bretoñés Iván Alvite.
Otra plácida área de ocio es la de Fonmiñá, considerada el primer tramo del río Miño tras nacer en Irimia, que cuenta con la veneración escultórica de Paz Picallo al padre de los ríos gallegos. Una subida al Monte Carracedo permite el más privilegiado panorama de las tierras de los bretoñeses, desde Bretoña y la Terra Chá hasta El Masma y Foz, y desde A Bobia y Los Ancares hasta O Xistral y O Valadouro.

Herencia genética
Recientes estudios de Y-DNA revelan que una alto porcentaje de la actual población de los municipios limítrofes A Pastoriza (donde se encuentra la parroquia de Bretoña) presentan el haplogrupo R1b1b2 encontrándose gran número de británicos e irlandeses que tienen los mismo marcadores, por lo que se puede concluir que la población bretoñense procede de las islas británicas. La explicación se encuentra en la transmisión del cromosoma Y de padres a hijos, las mutaciones en ciertos locus son muy lentas mientras en otros más rápidas, permitiendo estimar el número de generaciones que han transcurrido desde el antepasado común hasta sus actuales descendientes.
En cuanto a la herencia matrilineal, el haplogrupo T5 presenta una gran frecuencia, siendo este grupo importante en Irlanda, la "T" viene de "Tara", esta colina fue el centro político y espiritual de Irlanda hasta el siglo XII.

Asentamientos Britones en el siglo VI

Britonia is the historical name of a settlement in Galicia (northwestern Spain) which was settled in the late fifth and early sixth centuries by Romano-Britons escaping the advancing Anglo-Saxons who were conquering Britain at the time. Britonia is therefore similar to Brittany in Gaul in that it was settled by expatriate Britons at roughly the same time.
What little is known of Britonia is deduced from its religious history. The British settlements were recognised at the Council of Lugo in 567 and a separate bishopric established. Bishop Mailoc signed the acta of the Second Council of Braga in 572. The British Celtic settlements were quickly absorbed however and their adherence to Celtic Christianity lasted only until the Fourth Council of Toledo in 633 where they accepted Roman Catholic orthodoxy. The see of Britonia existed at least until 830 when the area was attacked by the Moors; it may have continued as as late as the Council of Oviedo in 900. It was finally merged with the see of Oviedo and Mondonedo.
Known bishops of the ecclesia Brittaniensis:
Mailoc (Second Council of Braga, 572)
Metopius (Fourth Council of Toledo, 633)
Sonna (Seventh Council of Toledo, 646)
Susa (Eighth Council of Toledo, 653)
Bela (Third Council of Braga, 675)

Sources
Richards, Melville, "Mailoc", Habis, III, 1972, p. 159.
Tovar, António, "Un obispo con nombre británico y los orígenes de la diócesis de Mondoñedo", Habis, III, 1972, pp. 155-158.
Vives, J., Concilios visigóticos e hispano-romanos, Madrid, 1963.
Young, Simon, The Bishops of the early medieval diocese of Britonia (forthcoming).
Young, Simon, "Note on Britones in Thirteenth-century Galicia", Studia Celtica, XXXV (2001), pp. 361-2.
Young, Simon, "The Forgotten Colony", History Today, L, oct. 2000, pp. 5-6.
Young, Simon, "Britonia: Camiños Novos", Noia, 2002. ISBN: 84-95622-58-0. (in Galician)

lunes, 31 de marzo de 2008

El segundo Blasón está dedicado a la Memoria de Don Manuel Joseph Martín López de Prado (1764-1809)

El segundo Blasón está dedicado a la Memoria de Don Manuel Joseph Martín López de Prado (1764-1809) ejecutado sumariamente por los franceses, como dejó escrito el párroco de San Cristóbal de Martín, Don Pedro Díaz, en la partida de defunción “muerto por los malditos e infames franceses, sin recibir Sacramento alguno”.
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Descripción
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Cuartelado en Cruz: 1º. En campo de azur una venera de sinople con dos cordones a los lados. 2º. En campo de gules una garza al natural mirando a la sinestra. 3º. En campo de gules una granada. 4º. En campo de azur cuatro flores de lis de oro.

Simbología
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La Simbología de un escudo puede ser muy general, para interpretarla con acierto debemos ir a las informaciones históricas que disponemos sobre el linaje, en nuestro caso la Casa de Lemavia.
La partición en cruz es la más frecuente en España, según Menéndez-Pidal de Navascues, fue San Fernando quien lo inventó al modificar su blasón de Castilla introduciendo las armas de León, reino que heredó de su padre. Sus hijos y nietos siguieron su ejemplo llegando a ser muy frecuente entre la hidalguía. En Europa se popularizó por la influencia de la Corte Castellana. Esta partición permite colocar en cada cuartel las armas de cada uno de los abuelos o las del padre en posición 1º y 4º y las de la madre en 2º y 3º.
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La etimología de la palabra gules la derivan los antiguos de las “golas” o gargantas de las fieras. Este esmalte se asocia instintivamente a la sangre, el fuego de aquí que se empleé para representar hechos miliares, martirios, etc. Al contemplar un cuartel de gules resalta la pieza cargada dándole connotaciones de victoria, fortaleza, valentía, orgullo, poder, majestad, etc.
El azur es el color de las masas acuosas, de la atmósfera, del cielo, está asociado con virtudes espirituales, con la lealtad, el compromiso, la justicia, la nobleza, etc.
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La Venera o Vieira se encuentra relacionada con la batalla de Clavijo, en la que se apareció el Apóstol Santiago en ayuda de las tropas cristianas de Ramiro I de Asturias, muy inferiores en número a las de Abderramán II en el año 844. En nuestro escudo simboliza el compromiso del Linaje en la defensa de España, sus tradiciones y libertad frente a la opresión exterior, desde el nacimiento de la nación al comienzo de la Reconquista. Si bien la genealogía de la Casa de Lemavia tiene su origen en Don Martín Díaz de Prado, ricohombre del Emperador Alfonso VII, la leyenda dice que Don Martín provenía del Rey Fruela II, descendiente de Ramiro I, a través del infante Nuño Fruela, así lo expresan Rodrigo Méndez Silva, en su “Catálogo Real,” el Obispo de Orense, Don Fedro Seguino, en su “Historia” y el Marqués de Montebelo en sus notas al “Nobiliario del Conde Don Pedro de Barcelós”. El esmalte azur resalta la lealtad que nuestro Linaje a mantenido a lo largo de los siglos con España.
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La Garza simboliza la prudencia en prevenir los peligros, evitándolos con inteligencia. Los Garza de la Casa de Tor (Garza de Castrillón), de la cual descendemos. En la fortaleza de San Juan de Tor blasona, un Escudo partido: De Azur Garza de oro; 2º. De plata, seis roeles de azur. Don Pedro de Tor, Señor de los Cinco cotos fue ajusticiado por orden de los Reyes Católicos por su apoyo al levantamiento popular de las hermandades en Galicia, “os irmandiños”. Al combinar el campo gules con la Garza queremos recordar el valor en la defensa de los principios morales (filosóficos y por tanto producto de una reflexión intelectual), aun cuando esto pueda suponer el martirio, como le sucedió a Don Pedro de Tor y a nuestro recordado Don Manuel López de Prado en su heroico proceder, el cual le llevó a ser martirizado por los franceses.
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La Granada simboliza al Reino Nazarí de Granada, último en reconquistarse. Nuestro Linaje participó activamente en la reconquista, destacando en las Navas de Tolosa y en la reconquista de Baeza Don Rodrigo Martínez de Prado y en el asalto a Alhama, donde Don Juan Ortega de Prado, capitán de los escaladores del Marqués de Cádiz, Don Rodrigo Ponce de León, fue el primero en coronar la almena del castillo de Alhama al frente de la compañía de escaladores, abriendo la puerta que permitió al ejercito cristiano entrar en la ciudadela. En esta lucha nuestros antepasados derramaron su sangre con heroísmo. Debemos tener también presente los esfuerzos realizados por nuestros antepasados de las Casas de los Lemos, Ulloa, Andrade, Monterroso, Guzmán, Hurtado de Mendoza, Ponce de León, etc. La venera y la Granada simbolizan el alfa y omega del Linaje.
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La Flor de Lis es un símbolo del ánimo generoso, también está vinculada a la casa de Valois. En nuestro escudo representa la ascendencia real de los López de Prado como descendientes de los Infantes de la Cerda a través de Doña Inés Álvarez Osorio esposa de Don Martín Díaz de Prado, nieta por línea materna de Inés de la Cerda, hija de Don Alfonso de la Cerda legítimo sucesor de Alfonso X al fallecimiento de su padre Don Fernando de la Cerda. A través de varías ramas laterales la Casa de Lemavia desciende de las Casas Reales de Castilla, León, Asturias, Aragón, Inglaterra, Francia, Sacro Imperio Romana-Germánico, Imperio Bizantino, Hungría, Polonia, etc.

viernes, 28 de marzo de 2008

Los Reyes Católicos Ordenan al Merino de la Montaña Fernando de Prado que cumpla su oficio


31-3-1.475. Los reyes Católicos ordenan a Fernando de Prado, merino de Valdeburón, que cumpla con el oficio de merino y demás compromisos contraídos por él con la merindad.
A.G.S., R.G.S., III-1475.

Los concejos habían presentado a los RR. CC. Una queja contra el merino porque les quebrantaba sus usos y costumbres tocantes al oficio de merino y no guardaba los compromisos por él contraídos, como los habían guardado su padre y abuelo, <>. Aparte de Tovar, señor de Tierra de la Reina, también Prado señor de Valdetuéjar, acecha a la merindad. Ni ahora Prado, ni Tovar, que será merino después, encajan en la figura de merino que se traza en el privilegio de Enrique IV. La merindad se debate con los nobles en pugna por la misma subsistencia.

Don Fernando e doña Ysabel, etc., a Vos, Fernando de Prado, merino de los conçejos de la merindat de Valdeburón, salud e gracia. Sepades que por parte de los dichos concejos de la merindat nos fue fecha relaçion por su petiçión que de seis a siete años a esta parte avedes (mi)rado (?) nin queredes guardar sus vsos e costunbres que diz que tienen çerca de las cosas tocantes al dicho vuestro ofiçio de merindad ni así mismo los capítulos que diz que tenedes firmados e jurados çerca dello con la dicha tierra, antes diz que ge lo avedes todo quebrantado e quebrantades del dicho tinpo acá, no queriendo vsar con ellos en el dicho ofiçio, segund que vsaron vuestros padre e abhuelo, que fueron merinos en la dicha tierra

(El hecho de que su padre y abuelo hubieran sido merinos en la dicha tierra, testimonia de la preexixtencia de merindad, y aun estrictamente la de Valdeburón, a juzgar por la querella de los concejos.), en lo qual dizen que así pasase, ellos resçibirían en ello gran agrauio e dapno, e nos suplicaron e pidieron por merçed que sobrello los proueyésemos con remedio de justicia, como la nuestra merçed fuese; e nos tobímoslo por bien, porque vos mandamos que guardedes e fagades guardar de aquí en adelante a los dichos testigos e vezinos e moradores dellos sus vsos e contunbres, que asy diz que tienen çerca de lo que toca al dicho vuestro ofiçio de merindad e así mismo los dichos capítulos que asy diz que firmastes e jurastes con la dicha tierra, como suso es dicho; e otrosí vsedes con ellos en el dicho vuestro ofiçio segund e por la forma e manera que vsaron los dichos vuestros padres y agüelo e les non vades (vayaís) nin pasedes contra... (?) nin lo quebrantedes, por tal manera que non resçiban de vos agrauio en el dicho vuestro ofiçio nin ayan razón de se quexar, e que los non pongades nin consintades poner en ello nin en parte dello enbargo nin contrario alguno e, si lo contrario quisierdes fazer, mandamos a los dichos conçejos que vos lo defiendan (impidan) e registan por sus personas e con sus gentes e armas, e
mandamos a todos los conçejos, alcaldes, alguaziles, regidores, caualleros (?), escuderos, ofiçiales e omes buenos de todas las çibdades, villas e logares del prinçipado de Asturias de Ouiedo e de la noble çibdat de León e de las otras que son en comarca de los dichos conçejos.
Asy mismo a Gonçalo de Guzmán, que cada que por los dichos conçejos de la dicha merindat de Valdeburón o por su parte fuesen requeridos, que les den e fagan dar para lo suso dicho todo el fabor e ayuda que les pidieren e menester ouieren, e les non pongan nin consientan poner en ello nin en parte dello enbargo nin contrario alguno, porque así cunple a nuestro seruiçio. E non fagades nin fagan ende al por alguna manera so pena de la nuestra merçed e de priuaçión de los ofiçios e de confiscaçión de los bienes de los que lo contrario fizierdes para la vuestra cámara. E además, por qualquier o qualesquier por quien fincar de lo así fazer e cunplir, mandamos al omme que vos esta nuestra carta mostrare, que vos enplaze que parezcades ante nos en la nuestra corte, del día que vos enplazare fasta quinze días primeros siguientes, e mandamos so la dicha pena a qualquier escriuano público, que para esto fuere llamado, que dé ende al que vos la mostrare, testimonio signado con su signo, porque nos sepamos cómo cunplides nuestro mandado.

Dada en la noble villa de Valladolid a treinta e un días del mes de março, año del nasçimiento de nuestro Señor Ihesu Christo de mill e quatroçientos e setenta e çinco años. Yo, el Rey. Yo la Reyna. Yo, Alonso de Avila, secretario del rey e de la reyna, nuestros señores, la fiza escriuir por su mandado. Alfonsus Rodericus, doctor. Registrada, Diego Sánchez.

Fuente: La Montaña de Valdeburón. Eutimio Martino.p-227-228.
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Don Fernando de Prado o Don Hernando de Prado, según leemos era hijo y nieto de Merinos Mayores de la Montaña. La genealogía de estas tres genearaciones es la siguiente:
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Don Martín Díaz de Prado, duodécimo Señor de la Casa de Prado de Valdetuejar, Vasallo del Rey y Merino Mayor del Valle y Villa de Burón (León), que además de la Merindad (con treinta y seis villas y lugares) dominaba las villas de Pedrosa, Forcadas, Carande, Tejerina, Prioro, Morgovejo, Valderueda, Villacorta, Soto y Cegoñal . Contrajo Matrimonio con Doña Inés Alvarez Osorio, que llevó en dote las villas de Gordoncillo y Retuerta (hija de Don Alvar Peréz Osorio, Ricohombre de Castilla, Señor de Villalobos y su primer Conde, y de Doña Mayor de Velasco, a su vez hija de Don Pedro Fernández de Velasco y Doña María Sarmiento, progenitores del Duque de Frías). Tuvieron al menos estos hijos:
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1º. Ruy Díaz de Prado, que sigue.
2º. García de Prado, a cuyo favor fundó su padre mayorazgo con todas la rentas y derechos de Albires, iniciando la 2º. rama.
3º. Fernando de Prado, a quien su padre fundó mayorazgo e el lugar de Villabonillos.
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Don Ruy Díaz de Prado, llamado en algunos documentos don Rodrigo de Prado, sucedió en la casa como primogénito y fué XIII Señor de ella, Vasallo del Rey y Merino Mayor de la Montaña. En 1434 vendió las villas de Gordoncillo y Retuerta al II Conde de Benavente. Aún vivía en 1469. Casó con Doña María de Vega, naciendo de este enlace:
1º. Fernando de Prado, a quien los RR.CC. enviarón la carta que tratamos.
2º. Juan Núñez de Prado.
3º. Pedro Núñez de Prado, nació entorno a 1434 en la fortaleza de Valdetuejar. Se estableció en las jurisdicciones de la Somoza Mayor de Lemos y Puebla de Brollón, durante la II guerra irmandiña (1467-1469), sirviendo como capitán al I Conde de Lemos y realizando ante la Corte del rey Don Enrique IV varias misiones diplomáticas por encargo de Don Pedro Álvarez Osorio. Contrajo matrimonio con Doña Elvira Suárez de Deza, naciendo de este enlace: Fernando Pérez de Prado, que construyó una Casa Fortaleza en Regulfe antecesora de la Casa Grande de Lamela y del Mayorazgo de Lemavia, contrajo matrimonio con Mayor Ulloa Sarmiento.
4º. Maria de Vega Prado.